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Cementerio protestante de Santander (Cazoña)

Cuando me desplazo a algún país extranjero, entre los lugares que acostumbro a visitar, muchas veces se encuentra algún cementerio, sea o no famoso.

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Una de las singulares lápidas del cementerio

Para conocer la forma de vivir de las gentes que pueblan un lugar, también hay que entender como mueren, como rinden culto a la que a todos nos iguala al final de nuestros días, como homenajean a los que les han dejado…

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Acceso desde la calle Luis Vicente de Velasco

Los cementerios en nuestro país, no son santo de mi devoción, seguramente porque ya he tenido que ver demasiados, a causa de que, obviamente, me traen malos recuerdos, y porque ya conozco su fisonomía general, y no me van a esclarecer demasiadas cuestiones acerca de nuestra vida y costumbres, que yo ya no sepa.

Hay obviamente un montón de excepciones; por su singularidad, por su especial situación geográfica, por que están enclavados en una región con costumbres diferentes, por su valor artístico, o por muchas otras cuestiones diversas. Una de estas excepciones es el cementerio protestante de Santander.

Entrada al cementerio

El cementerio protestante de Santander, Cementerio Británico o Cementerio de los Ingleses, es un recóndito rincón enclavado entre casas de pisos que, como guardaespaldas, parece que preservan vigilantes la paz que este lugar ha sabido preservar, entre un magma de cemento, acero, tubos de escape y señoras arrastrando carritos de la compra.

Uno de los enterramientos más suntuosos

El cementerio, situado en el barrio de Cazoña, como su nombre dice, se creó para albergar a los fallecidos de la comunidad protestante de la región, y a algunos otros “herejes” que por circunstancias accidentales, estaban de paso por la zona. Antiguamente se les enterraba en el  desaparecido cementerio de San Fernando, en una zona que no era tierra sagrada, por lo que permitía dar sepultura a a herejes, ateos o suicidas, o sencillamente a miembros de otras religiones. Durante el siglo XIX, a causa de las guerras carlistas, de la creciente actividad comercial y de la construcción de obras de ingeniería, como el ferrocarril de Alar del Rey a Santander, o las infraestructuras de minas, se acrecienta la presencia de extranjeros, y por consiguiente de los decesos.

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Verja de entrada

Tras varias solicitudes, finalmente se “estrena” el 9 de abril de 1864 con su primer enterramiento, el de un inspector de ferrocarril inglés, Jesse Stroud, muerto a los 44 años. El último enterramiento tuvo lugar en 1990, por lo que lleva ya unos cuantos años sin uso, ya que ahora en el cementerio de Ciriego, hay una zona habilitada para dar sepultura a personas de diferentes confesiones.

Punta de una de las anclas que adorna el monumento a la Legión Naval Británica
Al cementerio, localizado en el barrio de Cazoña, se puede acceder desde la C/ Luis Vicente de Velasco, 2, tras una pista de baloncesto También hay un caminito que discurre por el costado del edificio del número 17 de Avenida Herrera Oria.
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Tres tumbas idénticas

Actualmente hay enterradas 128 personas, de las más diversas nacionalidades; ingleses, alemanes, suecos, noruegos, españoles, etc. Su estado actual es bastante ruinoso, ya que la última reforma de la que se tiene constancia, data de 1912. Durante dicha reforma, se añadieron el actual muro y la verja de entrada. Justo en el centro hay un monolito con unas anclas, que rinde homenaje a la “Legión de Marinos Británicos” que en 1835 estuvieron aposentados en Santander, durante su intervención en la 1ª Guerra Carlista.

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Tumba solitaria en mitad del cementerio

El muro exterior, construido en piedra caliza de Escobedo de Camargo tiene entre 1,5 y 2 metros de altura, medio metro de grosor, y 120 m. de largo, encerrando entre sus cantos, una superficie de unos 1.000 m².

La autora Matilde Camus dedicó un libro al camposanto, que se titula “Prolegómenos del Cementerio Protestante de Santander” y su evolución histórica.

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Vista desde la entrada

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